Los sistemas de definición de los campeonatos del futbol
argentino han ido variando constantemente sin encontrar un rumbo coherente.
Uno de los tantos ejemplos de esto fue la definición de la
temporada 1990/91 donde había supuestamente 2 torneos cortos y los ganadores de c/u de ellos jugaban una final para ver quién era el campeón.
A esa final llegaron Newell´s (ganador el Apertura ’90) y
Boca (ganador del Clausura '91). No importó que Boca haya salido 8vo en el
Apertura y Newell´s también 8vo en el clausura. El solo hecho de ganar un
torneo corto metía a ese equipo en la final. Lo único bueno o justo fue que en la
tabla final de la temporada Boca terminó primero y Newell’s segundo, así que jugaban los 2
mejores equipos del año futbolistico 1990/1991.
Pero situándonos puntualmente en el Clausura ’91 hay que
ponerse de pie ante ese equipo que ganó el torneo invicto de punta a punta.
Sólido abajo y demoledor arriba con los goles de Batistuta,
ese equipo del maestro Tabarez iba
peleando el torneo con Racing hasta que les metimos 6 en casa (la mañana de
lluvia y barro) y después asomó San Lorenzo como escolta, llegando a la anteúltima
fecha 4 puntos debajo de Boca y a jugar justamente frente Boca en esa fecha 18.
Boca
con 29 puntos visitaba al ciclón (25 puntos) en cancha de Velez y con el empate
era ganador del torneo a falta de 1 fecha.
Fue empate 1 a 1 con el golazo de Pico que puso arriba a
Boca (después empataría Leo Rodríguez de penal) y Boca ganaba el clausura pero
no era campeón.
En esos años era imposible calmar al pueblo Xeneize que daba
la vida por una vuelta olímpica, por eso ese torneo se festejó con un
campeonato y aquel gol de Walter Reynaldo Pico valió un título; título que la
AFA oficializó en 2013 (esa semana que le regaló campeonatos a todos) y que fue
uno de los pocos aciertos de las últimas décadas de la casa madre porque ese equipo se ganó legítimamente
el mote de CAMPEÓN en la cancha pero en las oficinas tuvieron que pasar 22 años.