Pagina oficial de la peña de Boca juniors en La Plata

Pagina oficial de la peña de Boca juniors en La Plata

sábado, 28 de noviembre de 2015

Perdon Boca


Hoy no es un día cualquiera. Hoy hace exactamente 15 años Boca ganaba el partido más importante de su historia. Aquella histórica noche japonesa con los goles de Palermo para ganarle al Real Madrid y convertirse en campeones del mundo.
Mucho se ha hablado, mucho se ha mencionado a aquel partido, pero hoy queremos rendirle un homenaje distinto a aquella gesta histórica y es con un cuento.
Francisco Maldonado escribió algo sobre aquel partido y lo tituló como “Perdón Boca”, donde ese escrito alega las justificaciones de la disculpa.

Lo invitamos a leer este cuento y que cada uno se remonte en el pasado y recuerde como vivió semejante jornada histórica devenida en fiesta patria boquense.

Perdón Boca

Aprovecho que me gusta escribir y puedo despuntar el vicio  de las letras pidiendo disculpas en público, teniendo en cuenta que cualquiera de ustedes puede llegar a leer estas líneas.
Lo primero a analizar es a quien pedirle perdón. ¿Al Club Atlético Boca Juniors? Que es la institución, que es la estructura edilicia, que tiene dirigentes que gobiernan y que toman decisiones por los socios que son quienes los eligen.
¿A su hinchada? Que es parte importantísima y fundamental de ese todo que representa Boca. Capaz de ganar partidos y generar emociones jamás vistas antes por parte de propios y extraños.
¿Al plantel? A los jugadores (los que jugaron ese partido y los que no entraron también), al cuerpo técnico, a los auxiliares que estuvieron ahí ese día y fueron testigos privilegiados de semejante hazaña.
Voy a ser generoso aprovechando que me sincero y saco algo que a los hombres nos cuesta manifestar como es una disculpa y muchísimo más si es pública, por eso los pongo a todos en la misma bolsa como a cada pieza que trabaja en ese fenomenal engranaje que es Boca Juniors y colabora con su granito de arena sin importar qué o cómo lo hace.
En fin, siendo directo y yendo al grano quiero disculparme por no haber gritado dos goles de Boca. Sí, solo de dos goles son los que me debo hacer cargo. Seguro que habrá habido muchísimos más goles que no los grité por diferentes motivos. Habrán sido el descuento de una derrota amplia definida, hubo muchísimas goleadas a favor, que si uno no está en la cancha, difícilmente esos se lleguen a gritar, como el quinto o el sexto tanto por ejemplo.También algunos amistosos sin demasiada importancia, en fin muchísimas alternativas que podrían llegar a avalar el NO grito de gol de tu equipo.
Pero no gritar los dos goles más importantes de la historia de tu club es demasiado y por eso me hago cargo y pido perdón. No creo que haya excusas. Sí, varios motivos que hacen que uno reaccione así o directamente no reaccione, que fue lo que me pasó a mí.
Cuando uno se pone a analizar cual ha sido el partido más importante de su club o cuales los goles de mayor importancia, después de poner toda esa información en la balanza y sacar sus propias conclusiones, puede caer en que cuando pasó eso no había nacido o era tan chico que ni siquiera era consiente de semejante acontecimiento.

Mi caso no fue ese, sino todo lo contrario. Al momento en que se hicieron esos dos goles yo tenía 20 años. Edad suficiente para darme cuenta de lo que está bien, lo que está mal, de votar, de tomar decisiones y mejor aún, poder intuir o directamente darme cuenta que si mi equipo juega el partido más importante de su rica historia y encima lo gana, por decantación, el o los goles que sirvieron para ese triunfo  pasan a ser los más importantes de la historia del club.
Miles de veces soñé con ese día, miles de veces soñé con poder ser testigo de ese partido y miles de veces también imaginé una victoria así con semejante cuco enfrente.
Y si bien todo eso llegó tarde o temprano, yo no estuve a la altura de un hincha que se precie de tal si no se gritan los goles. ¿Sabes cuánto tiempo esperé ese momento y esos dos goles? No fueron los 161 días que pasaron desde aquel 21 de junio donde Boca le ganó al Palmeiras en el Morumbí e inmediatamente empezara a palpitar esa final del mundo contra los “Galácticos”.
Fueron años, muchísimos años, creciendo con la ilusión de estar ahí, queriendo sacar a ColoColo, San Pablo, a Velez o el que fuese para que allí estuviera la camiseta de Boca para ganar, subirse al podio eterno y conseguir lo más importante que existe a nivel de clubes. Más de eso no hay. Al menos hasta que se descubra que hay vida en otros planetas y se gane un desafío con el campeón de otra galaxia para ganar la copa Interplanetaria, mientras tanto la Intercontinental es lo máximo.
En lo que siempre me detuve a pensar es en los motivos que me llevaron a no gritar los goles. Explicaciones hay muchas, y si se agrupan todas en una misma causa y en un mismo momento, se podría llegar a entender semejante reacción ante los hechos que ocurrían. No me escudo ni me defiendo, solo puedo llegar a enumerar las causas por no gritar los goles, no que estuviera bien.
Creo que lo primero o lo más grave fue imaginar tantas veces ese partido desde que se sabía que se iban a enfrentar. Día, hora y posibles formaciones de ambos equipos hacían que uno vaya sacando conclusiones de antemano. En la mente se iban imaginando los dos equipos en fila ingresando a la cancha, después todos parados a lo ancho, árbitros de por medio, antes del saludo de protocolo en un estadio impecablemente preparado para esa final, y todo lo puntualmente futbolístico. Cómo sería el primer tiempo, como se podría llegar a jugar el segundo de acuerdo a lo que hubiese pasado en los primeros 45’. Marcas asignadas, pelotas paradas, fortalezas y debilidades de ambos y demás agregados que hacen que uno juegue tantos partidos como cantidad de alternativas posibles que puedan ocurrir. Eso equivaldría a cientos de partidos jugados antes que se juegue el verdadero.

Así es como llegue a ese martes de fines noviembre. Sabiendo que podíamos ir ganando, que podíamos ir perdiendo, que un empate nos llevaría a los penales, en fin, posibilidades y maneras de manejarse ante tantas alternativas hicieron que si llegaban los goles de Boca, yo ya sabía, porque lo había imaginado todo.
Claro que cuando llega el momento, es como que uno se olvida todo y vuelve a empezar otra historia o como en verdad es lo que ocurre.
Si le sigo agregando factores, esta vez extra futbolísticos, mas excusas podría tener, pero insisto,  no quiero excusarme.
Fue muy temprano, 7 de la mañana Argentina, doce horas de diferencia por esa maldita costumbre de los japoneses en jugar a esa hora. ¿Que les costaría jugar a las 21:00?, no es tan tarde para ellos y acá serían las 9 AM.  Yo casi sin dormir. Intenté quedarme despierto escuchando la radio y haciéndoles el aguante a la distancia a los jugadores, pero el sueño o la tensión acumulada habrán hecho que me termine relajando demasiado y me duerma cerca de las cuatro.
Ojo que esa opción también la había evaluado y 10 minutos antes de las 7 puse el despertador para que sonase lo mas fuerte posible, no vaya a ser cosa que me llegara a despertar cuando pasó todo.
Ni bien sonó, salté de la cama mas despierto que nunca a prender la televisión e ir preparando el mate, amigo inseparable para semejante ocasión.
Sabía que no lo iban a pasar por tele. Los derechos los había comprado una empresa que mi servidor de cable no tenía. Igual había que asegurarse y subía y bajaba los canales en varias oportunidades. Busqué también en los canales brasileros, era una buena opción teniendo en cuenta que el 3 de ellos era una de las figuras de ese país y tranquilamente podrían trasmitir ese partido. Pero no, nadie mostraba las imágenes del partido, solo los canales de noticias tenían móviles en bares con los hinchas que lo seguían desde ahí.
Muchas noticias del mundo, de la actualidad de un país que no era la mejor y encima sería mucho peor más adelante, el clima, como funcionaban los medios de transporte y toda esa información que llena los espacios de los noticieros bien temprano. Pero de las imágenes en sí, nada.
De nuevo a la radio y seguirlo por ahí. Ya empezaba, los equipos parados en sus respectivos campos y un árbitro que ponía el cronometro en cero para hacer sonar el silbato.
Empezó y todo fue tensión, nerviosismo, un relato acelerado que mostraba que el partido tenía vértigo, unos minutos, solo 3 para escuchar ese grito que no fue como cualquier grito de gol de un relator preparado para eso. Fue un grito de furia, de hincha, desde adentro y con voces de fondo que también lo sentían así.
Me quedé helado, primero por la sorpresa, luego esperando y no deseando escuchar que por alguna de esas malditas cosas del fútbol, un juez de línea levante su banderita o el mismísimo árbitro vea algo fuera de lo normal y termine anulando el gol.
Por suerte y fortuna no pasó eso. Me fui aliviando cuando el grito con esa ooo larga seguía festejando la apertura del marcador. De inmediato volví a la cocina a buscar las imágenes de lo que pasaba. Mas de lo mismo, deportes que nada tenían que ver con el fútbol, dibujitos animados y canales de noticias que solo informaban con placas rojas que Boca estaba ganando.
Nuevamente a la pieza a seguir escuchando, no terminé de acomodarme cuando de nuevo ese grito desprolijo pero sagrado a la vez informaba un 2 a 0 apenas pasados los cinco minutos.
Debo confesar que no entendía nada, me agarraba la cabeza y no lo podía creer. Parado junto a la cama, la mirada perdida y todos los sentidos puestos en los oídos para procesar toda esa información por demás positiva y que hasta en cierto punto daba un poco de temor, sobre todo a lo desconocido como era esa situación particular. ¿Que estaba pasando? No puede ser tan fácil ni ser un sueño, algo había, algo rondaba en el ambiente y era por demás positivo.
Repito que ese partido lo imaginé miles de veces, pero en ninguno de todos esos partidos mentales se había pasado por mi cabeza ir ganando 2 a 0 en los primeros cinco minutos.
La sorpresa por el resultado, el sentirse descolocado al nunca haber esperado ese comienzo, el estar pendiente de la tele y la radio yendo y viniendo por la casa, el respeto por demás elevado hacia el campeón de Europa y la revolución estomacal e intestinal, me habrán llevado a mantenerme en silencio y solo escuchar y disfrutar a mi manera semejante hazaña que se estaba gestando.
A partir de ese 2 a 0 agarré la radio, la lleve a la cocina, la puse en la mesa junto con el equipo de mate y seguía escuchando y haciendo zapping permanentemente. Así fue el primer tiempo, encima hubo un gol de ellos para que el nerviosismo y el seguir preocupado porque un gol no es nada, siguiera latente en mi cabeza y en mis tripas.
Gracias a Dios, a una producción inteligente, y a un periodista por demás calificado que ponía la cara, dejaba ver tras su figura trajeada, una pantalla gigante con la trasmisión oficial del partido en medio de un noticiero matutino.
Así fue todo ese segundo tiempo. Escuchando la radio esta vez en el comedor, mirando la tele con el sonido silenciado para ver atrás del periodista detalles en vivo del partido, por donde andaba la jugada y cómo realmente era lo que pasaba.
El nerviosismo era igual o capaz un poco mas, es que si te empatan o por esas malditas ocasiones te lo llegaran a dar vuelta, te queda menos tiempo para poder hacer el gol que tanto necesitas.
Puteaba bastante cuando mostraban imágenes de las noticias que daban, en vez de mostrar el partido, mas allá que haya un tipo adelante que no te deje ver la imagen por completo, pero algo era algo.
Que me importaba la guerra en medio oriente o la economía de Estados Unidos, para mí la única noticia era Boca que jugaba el partido más importante de su historia y encima lo estaba ganando cuando faltaba poco para terminar.
En los últimos minutos es como que entré en una meseta que me congeló. De los 40 a los 44 minutos no recuerdo nada. Shoqueado por los nervios y por todo ese clima desbordante, esos cinco minutos para mi no existieron. Volví en sí cuando dijeron que se jugaban 3 o 4 minutos de adición. Ahí la sensación era otra. Eran las piernas temblando, parado esperando el desenlace, el corazón trabajando a revoluciones por demás exageradas y el grito del final más hermoso que alguna vez podría llegar a escuchar. “Boca es campeón del mundo”.
Ahí cambie toda esa ansiedad y nerviosismo por orgullo, garganta anudada y ojos vidriosos que se apoderaban de mí. Corrí a abrazarme con mi viejo, ese abrazo único, de esos que pasan cada tanto y la felicidad que expresaba de mi parte el agradecimiento hacia él por ponerme esta camiseta y en ese momento hacerme sentir el tipo más feliz del mundo.
Uno a esa edad considera que no debe llorar, no está bien y menos que lo vean, por eso calculo que traté de esconder alguna lágrima que se me escapaba y me dedicaba de lleno a buscar la camiseta y salir a la calle a gritar que Boca, mi Boca era campeón mundial.
Me fui por las ramas, quise contar porque no me salió gritar los goles y terminé contando como viví los 85 minutos esos que estuvieron demás y era inevitable no traer a mi viejo a este relato.
Espero que me perdonen, que sepan entender como alguien puede sentir los partidos de una manera un tanto diferente a como lo vive la gran mayoría.
También al pedir perdón, generalicé  incluyendo a los jugadores de ese día. Pero ahora me quiero detener en uno en especial y ese es el señor Martín Palermo.
A él le quiero agradecer por esos dos goles (y los cientos que vinieron después) y pedirle también disculpas por no haber gritado esas conquistas.

Su obra cumbre, esos que lo catapultaron y lo pusieron como ídolo, y yo que no los grito. Si festejé el primero de todos los que le hizo, una noche de día de semana a Independiente, si grité su gol numero 100 con la rodilla rota, si grité y también me emocioné con ese giro eterno seguido de un zurdazo bajo el día que volvió después de la lesión y cerró el 3 a 0 mas lindo del mundo.
Yo los había gritado a todos y esos dos no. También me sentía culpable con él, pero el tiempo que es sabio y paciente, me dio la posibilidad de la revancha y pude gritar con el corazón ese gol a Grecia con camiseta azul jugando para la selección diez años después.
16 años hacía que no gritaba un gol de Argentina, y ese lo grité porque era “su” gol, porque se lo merecía, por lo que representaba el técnico que lo mandó a la cancha y porque sentía que le debía algo que en ese momento se lo podía pagar.
Espero que me sepan entender. A veces las situaciones a uno lo desbordan y no se comporta como debería, si es que hay un deber puntual en moverse en estos aspectos.
No creo haber hecho mal en no gritar esos dos goles de aquel lejano noviembre del 2000, tampoco sé si está bien. Al menos siempre me quedó esa espina y hoy me animo a exteriorizarla, pidiéndole perdón a Boca.


FRANCISCO MALDONADO

fran-m12@live.com.ar

viernes, 27 de noviembre de 2015

Se viene el dia del hincha de Boca


Este año y como lo venimos realizando desde aquel 12 del 12 de 2012, vamos a estar 
festejando un nuevo día mundial del hincha de Boca.
Para aquellos que ya han estado en festejos anteriores saben de lo que estamos hablando, para los que no tuvieron la oportunidad de festejar este día, el sábado 12 de diciembre van a tener la oportunidad de comprobar lo que es una verdadera fiesta de amor y pasión hacia los colores de una institución.
Para este año va a haber 80 banderas nuevas de palo, humo azul y amarillo, bombos, trompetas, redoblantes, pasacalles y muchas sorpresas más (algunas van a ser bastante altas) (?).
Más allá de todo ese color, hay que tener en cuenta que se ha sumado últimamente mucha gente nueva a la peña y eso va a engrandecer el numero junto a que se informa permanentemente a través de las redes sociales.
Por eso la avenida 7 va a ser cortada de las 2 manos y va a ser copada por muchísimos hinchas de Boca que van a trasmitir su pasión sin que importe nada mas.
El punto de reunión va a ser en plaza España (7 y 66) a las 17: 30 hs. De ahí nos trasladaremos hasta plaza San Martín (7 y 50) y vamos a tener que hacer una parada obligada para hacer sonar los instrumentos y cantar todo el repertorio de la 12, y desde ahí hasta plaza Moreno donde culminarán los festejos en las escalinatas de la catedral.
Todo esto en un marco colorido y familiar, porque no hay nada mas lindo que trasmitir la pasión de los colores como la de un viejo que nos hizo hincha de boca, la oportunidad de disfrutar con nuestros hijos este sentimiento o aquellos amigos donde esa amistad se fortaleció mucho mas por estar Boca en el medio.
Por eso y por mucho mas, el sábado 12 a las 17:30 todos a plaza España con camisetas, gorros, banderas y demás accesorios acordes para esta fiesta única que es el día mundial del hincha de Boca.
La Plata va a demostrar una vez más que es bostera, lo demás es decorativo.

miércoles, 25 de noviembre de 2015

Olé es anti Boca X

En esta iniciativa de adaptar todas las secciones que brindamos a este Boca Bicampeón versión 2015, había una que se nos podía llegar a complicar. Esa es la de los anti-Boca, apuntando más directamente al diario deportivo Olé, famoso por criticar y tratar de perjudicar desde la palabra escrita a Boca por tener un perfil riBerplatense (siempre tuvo esa tendencia y más en los últimos tiempos desde que su director es el nefasto periodista Leo Farinella).
La complicación estaba en que al ser Boca campeón, a la larga terminan rindiéndose a los pies del ganador y son inevitables las palabras de elogios y los reconocimientos por más que vengan de los rincones gallinescos más oscuros.
Pero como la especialidad de Olé es pegarle a Boca, buscando en el archivo encontramos el diario del 15 de diciembre de 2005. Boca era campeón del torneo Apertura después de ganarle a Olimpo en Bahía Blanca de la mano del Coco Basile y la gente del pasquín se las rebuscó para pegarle una patadita en los tobillos a la hinchada del campeón.
En las fechas 14 y 15 Boca perdió contra Colón de local y contra Arsenal de visitante respectivamente y el escolta Gimnasia sumaba en todas las fechas por lo que también había llegado a la punta del campeonato y tenía a mal traer a Boca. Por eso algunos cuestionaban a Basile y hasta el propio Coco discutió con un plateista en medio de una tarde calurosa el día del partido contra los de Sarandí.


Pasó la tormenta, Boca salió campeón pero Olé se quedó con aquello pidiendo una bandera de perdón para Basile.
No esperaron a desarrollar en el interior de diario ni le dedicaron un recuadro chiquito al analizar la campaña del equipo.
Apuntaron directamente a la tapa y de la manera que más le gusta a ellos, puntualmente al hincha de Boca.

lunes, 23 de noviembre de 2015

Camisetas alternativas en días de consagraciones

Hubo que buscar información e imágenes para encontrar puntualmente aquellas ocasiones en que Boca se haya consagrado campeón con una camiseta que no sea la tradicional azul con la franja oro en el medio.
Debido a que en el partido contra Tigre el equipo del vasco dio la vuelta con la camiseta blanca, se buscó si hubo otras celebraciones con diferente ropa  y se encontraron solo 2 antecedentes:
La primera fue en 1977 en la final de la copa Libertadores frente a Cruzeiro. El partido de ida se jugó en La Boca y el que cambió fue el equipo brasileño usando camiseta blanca, ganando el equipo de Lorenzo. Para la revancha en Bello Horizonte le tocó cambiar a Boca y se usó camiseta amarilla. Ganó Cruzeiro por lo que se tuvo que jugar un tercer y último partido en cancha neutral. En el sorteo le tocó cambiar de camiseta nuevamente a Boca y el Toto Lorenzo, cabulero como pocos, decía que la camiseta amarilla traía mala suerte (basándose últimamente en el antecedente del partido revancha) por lo que para la final en Uruguay el 18 de agosto del ’77 Boca saltó a la cancha con camiseta blanca. Ahí se empató y en los penales brilló la figura del loco Hugo Orlando Gatti y la primera copa Libertadores arribó a Brandsen 805.

El primer campeón de América; Arriba: Mouzo, el Chapa Suñé, Pancho Sa, el tano Pernía y el loco Gatti.
Abajo: Eber Mastrangelo, el chino Benitez, Toti Veglio, Mario Zanabria, Darío Felman y el conejo Tarantini.

De ahí pasaron casi 30 años para ver a Boca campeón sin su tradicional camiseta el día de la vuelta olímpica.
El famoso Apertura de 2008, triangular y partido final contra Tigre. Los de Victoria que mantuvieron su camiseta titular y Boca que saltó a la cancha todo de amarillo fluo para terminar perdiendo 1 a 0 pero alcanzándole para salir campeón y poder dar otra nueva vuelta olímpica.
Cabe destacar que esa camiseta es muy recordada por el hincha, pero como dato negativo nunca se pudo ganar un partido con esa casaca. Solo derrotas y empates en la temporada 2008/09 que es cuando fue utilizada.

Boca campeón de amarillo. El podio después del dramático partido contra Tigre en cancha de Racing.

El motivo que hizo buscar estos antecedentes fue el día de que Boca salió campeón nuevamente contra Tigre hace casi un mes.  Boca local cambió la camiseta y peló la blanca con el detalle azul en la franja amarilla. Por tercera vez una camiseta alternativa de Boca salió campeón en un partido definitorio.

El ultimo campeón de primera división; Arriba: Jony Calleri, Fabián Monzón, Rolín, Tobio, Orión y Pablo Perez.
Abajo: Lodeiro, Peruzzi, Cubas, Carlitos y Meli.

Salud BOCA CAMPEÓN!!!