Hace muy poco tuvimos la suerte de poder viajar a Montevideo y de paso hacer una excursión por el estadio Centenario. El mítico escenario de la primera final de una copa del mundo y de muchas historias coperas desde principios de los ’60, batallas campales entre Peñarol y Nacional, finales de Copa América y demás eventos superlativos que a veces superaron los deportivo (en las fotos se puede ver el armado del escenario para el show que brindaron los Rolling Stones).
En esa visita, un día de semana laborable y con muy poca gente en sus alrededores (todos éramos turistas) entramos a la cancha, para contemplarla vacía.
Porque una cancha vacía es la cancha en sí, con un silencio asombroso y con toda la historia de lo que ahí ha pasado alguna vez. La cancha vacía es la soledad que cubre la historia.
Decimos esto porque desde la platea que ingresamos, nos dedicamos a contemplar uno de los arcos en particular. El que estaba a nuestra izquierda y que tiene como fondo la tribuna Ámsterdam.
¿Porque nos quedamos con ese arco? Porque hace 39 años Boca jugó el tercer y decisivo partido final de la copa Libertadores de América en ese estadio. Después de ganarle en La Boca al Cruzeiro y perder en Bello Horizonte, hubo que desempatar en terreno neutral y Uruguay fue el punto de encuentro. Ya sabemos que ese partido terminó 0 a 0 y hubo que definir por penales.
En ese arco, en el que da a espaldas de la tribuna Ámsterdam
se definió todo y las manos de Gatti para atajarle el último penal a Vanderley
nos dieron la primera Libertadores. La primera de muchas, la primera de una
larga historia que queremos seguir escribiéndola.
Por eso nos quedamos con el estadio vacío, donde pasó la
historia y en esa área donde el loco Gatti le puso sus manos al penal del
brasileño y en ese arco se gestó la maravillosa historia de Boca campeón de América
por primera vez.
Camiseta blanca, cancha embarrada y arco bendecido por la
gracia divina del ADN bostero. Ese arco nos dio parte la gloria que ostentamos.
Brindemos por eso, brindemos por ese arco y brindemos por
Boca.
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