Noviembre de 1998. La Boca era una fiesta y se preparaba para recibir otro campeonato y dar una nueva vuelta olímpica, la primera después de 6 larguísimos años.
El Boca de Bianchi arrasaba con todo y en la fecha 16 luego de ganarle de visitante a Central en Rosario 3 a 2 le había sacado 9 puntos al escolta Gimnasia a falta de la misma cantidad de puntos. Con un empate de local ante Independiente o de no ganar el lobo alguno de los 3 partidos restantes, el Apertura se quedaba en la Boca, y pasó eso nomás.
Pero después de aquel recordado partido en Rosario con el
gol agónico de Palermo de cabeza que aseguró prácticamente el campeonato, la
revista El Grafico resaltó a 2 jugadores con las producciones típicas de la
revista por aquellos años.
El negro Hugo Benjamín Ibarra, parafraseando con su tarea de
marcador de punta y siendo oriundo de Formosa, lugar donde hay en abundancia ríos
y arroyos mesopotámicos, apareció remando un bote con la camiseta de Boca y
repasando su carrera llena de esfuerzo y sacrificio.
El otro fue Adrián Guillermo, apodado “Escobillón” por su
corte de pelo y derivando del jugador estadounidense Coby Jones, fue el
reemplazante de otro Guillermo, el mellizo Barros Schelotto que por una parálisis
facial se perdió los últimos partidos del torneo y el juvenil lo reemplazó.
Sergio Adrián Guillermo recién asomaba como jugador profesional
y mantenía las costumbres humildes de viajar en tren todos los días para ir a
entrenar como lo había hecho en todas las divisiones inferiores.
Otro juego de palabras de El Gráfico con “Guillermo Tren” el
nuevo delantero que en vez de arco y flecha, desbordaba y tiraba centros a la
cabeza de Palermo.
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