Si hablamos de
fechas históricas, es imposible saltearse el día 24 de mayo. Fue en el año 2000
y está grabado en las retinas y el corazón del hincha de Boca.
Esa noche hubo
todo: garra para dar vuelta un resultado adverso, fútbol del que se encargó de
aportar el “10” con una jugada para el recuerdo eterno y también hubo lágrimas.
Por un regreso, por un gol y por sellar una victoria que es de las mas
recordadas por nosotros….y por ellos.
El capricho del
fixture y las llaves hicieron que se cruzaran los rivales de toda la vida en
los 4tos de final de la copa Libertadores. Uno seguía, el otro tendría la
espina de quedar afuera y a manos de su archirrival (doblemente fracaso)
Primero fue en el
monumental (antes de ser quemado por
ellos mismos en lo que fue la peor frustración de su historia) y ganaron
2 a 1.
Una semana
después habría revancha en casa con la necesidad de ganar si o si. Por un gol
para forzar la definición por penales y por 2 o mas goles para pasar de manera
directa.
Y como Boca es Boca
y mas si juega en la Bombonera, que esa noche rebalsaba de gente empujando al
equipo, el final fue feliz.
Hubo que esperar
porque el 1er tiempo fue 0 a 0, pero en
el complemento el “Chelo” Delgado puso la tranquilidad del 1 a 0 y el 2 a 2 en
el global.
Y ahí la cosa se
puso linda. Fiel a la historia fuimos con todo a meterlos contra su arco y
ellos se colgaron del travesaño.
Para agregar más
presión Bianchi mandó a la cancha a la pesadilla millonaria: Martín Palermo
volvía después de una lesión en la rodilla que lo tuvo 6 meses recuperándose.
Estaba lento, falto de fútbol pero era el goleador de siempre.
A los 30? Penal a
Battaglia que se había mandado una corajeada al área. Juan Román se hizo cargo
e hizo justicia.
Con la calidad de
siempre, su derechazo entró junto al poste izquierdo de Bonano que miraba desde
el otro extremo del arco.
Festejo del gol de penal. |
Ya con los 2
goles que se necesitaban para pasar directamente, la cancha fue toda fiesta
azul y amarilla.
Riquelme sobre la
línea lateral y con Yepes a su espalda tiró ese taco, que fue caño, que fue
lujo y que fue algarabía hasta las lágrimas al sentir tanta superioridad sobre
el otro.
La Boca era un
carnaval pero faltaba la frutilla del postre. En la última jugada del partido,
nuevamente Seba Battaglia desbordó por la izquierda, buscó la referencia en el área y ahí estaba
él. Con el pelo mas largo que hacia que el mechón se escondiera entre los
rulos, con el 9 en la espalda que
siempre lo caracterizó y con la famosa “muleta invisible” recibió, se acomodó,
giró, miró y al ver una defensa entregada que retrocedía, no hizo mas que tocar
suave de zurda para mandar a la red lo que seria una locura histórica.
Abrazos, llantos,
festejos y miles de hinchas desbordados gritando el apellido del héroe y viendo
al rival de siempre retirase una vez mas perdedor de la bombonera.
El gol de la muleta.
Boca en
semifinales de la Copa (que luego terminaría ganando) y riBer afuera.
A 14 años de ese
inolvidable 3 a 0, gracias Martin, gracias Román y gracias por ser hincha de
Boca.
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