Hoy resultaría impensado que un clásico entre Boca y riBer
se juegue en la anteúltima fecha. Los calendarios previamente armados y el
temor por los incidentes hacen que se ordenen siempre a mitad de los torneos.
En el año 1692 se sorteaba con bolillero el fixture y se
jugaba como mandaba el azar, por eso el superclásico del fútbol argentino se jugó en la anteúltima fecha.
La ida fue en el gallinero y una fecha antes de terminar la segunda ronda la cita
era en La Boca. (eran torneos largos a 2 ruedas).
Los caprichos del destino hicieron que a 2 fechas del final
ambos equipos llegaran punteros. En la anteúltima fecha jugaban en la Bombonera
y en la última Boca recibía a Estudiantes de La Plata, mientras que los primos
visitaban a Gimnasia en el bosque.
Ese clásico era una final y el que ganase era prácticamente campeón
con la ventaja a favor de riBer de la diferencia de gol, que en caso de igualar en puntos, ellos tenían una diferencia mayor de goles convertidos y
tranquilamente podían haber salido campeones de esa manera.
El gran partido jugado el 9 de diciembre de 1962 en Brandsen
y Del Crucero fue victoria para Boca 1 a 0 con gol de penal del gran goleador
boquense por aquellos años y que se cansó de hacerle goles a la banda (hoy es la
mancha), Paulo Valentím.
Con ese triunfo Boca quedó puntero a 2 puntos cuando
faltaban 2 en juego. (Todavía no se daban 3 puntos por partido ganado).
En la última fecha Boca goleó a estudiantes 4 a 0 y dio la
vuelta independientemente del triunfo de riBer frente al lobo.
Claro que en el partido del clásico hay un detalle no menor
y por demás redundado que fue el penal que el Tano Roma le atajó a Delem. Esa atajada
valió ese campeonato porque fue a 10 minutos de terminar el partido con la
victoria parcial de Boca y de haber empatado riBer seguramente haya salido campeón
por diferencia de goles.
Claro que para haber ganado ese partido, más allá del penal
que atajó Roma, hubo un gol. El de Valentím de penal a los 14 minutos del
primer tiempo.
Ese gol al fin de cuentas terminó siendo el gol de ese
campeonato porque aunque Boca hubiese empatado con Estudiantes igualmente era campeón
por un punto.
Todos se quedan con el penal de Roma a Delem, valió un título
y es una de las más grandes atajadas de la historia de Boca (junto con el penal
de Gatti a Vanderley para definir la Libertadores de 1977) pero si hablamos específicamente
del gol del campeonato, fue el de Paulo Valentin a Amadeo carrizo en el arco de
los milagros que da a espaldas de casa amarilla.
La imagen es del programa de TyC “25”, es una filmación muy
corta pero por demás valiosa porque significó un título más, cortando 8 años
sin vueltas olímpicas y en la cara del enemigo de siempre.
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