Otro cuento
bostero; para entretener la tarde de sábado esperando a mañana que vuelve a jugar nuetro glorioso BOCA JUNIORS. Esta vez el cuento está dedicado a la obtención de la Supercopa de 1989.
El autor: un
hincha de Boca de corazón y colaborador con esta página: Francisco Maldonado.
Léanlo y para los
que tienen mas de 30 seguramente se sentirán identificados con el relato.
EL PIBE
El pibe todavía
no llega a vivir una década pero sabe muy bien lo que siente.
El pibe, como
todo pibe, es futbolero y juega en la canchita los picados con los amigos.
El pibe al ser
futbolero y sentirlo en las venas es hincha de Boca primero por herencia y de a
poco por elección.
El pibe todavía
no pudo festejar un titulo y no conoce el carnaval auriazul provocado por la
felicidad y la pasión que van de la mano en los hinchas xeneizes.
Pero el pibe se
ilusiona. Hay un título continental en juego y su amado Boca Juniors estará en
la final.
El pibe se crio
escuchando hazañas boquenses en el plano internacional. Sabe de una gira en la
década del ’20, sabe de un penal atajado en el Centenario de Montevideo, sabe
de una noche donde el “templo” rebalsó de gente que con una goleada repitió el
festejo al ser nuevamente Libertador de América y sabe también lo que es ganar
en Karlsruhe para poner la estrella más brillante en el escudo.
La final es
contra el “rojo” en cancha de ellos. Partido de ida sin goles y para la
revancha el mismo resultado, así que la Supercopa se define por penales.
La igualdad sigue
en el 4to penal para cada bando, pero esa luz brillante provocado por el ángel
que tiene Boca hace que ilumine al “mono” y ataje el ultimo penal de Independiente.
El destino hizo
que el 5to disparo de Boca lo ejecute Blas Giunta caracterizado por dejar el
alma y la piel en la cancha. La sangre y los huevos. La valentía y el corazón.
El coraje y la personalidad.
Nadie mejor que él
para convertir y agrandar las vitrinas porque representa más que nadie al
hincha y a la historia de Boca Juniors.
Y como debe ser,
cruzó el derechazo tratando de correrle el arco para atrás a un uruguayo con
bigotes.
El pibe festeja,
grita el gol y la vez su primer “dale campeón”.
Por esos años la
Supercopa jugaba su 2da edición y el trofeo era visto sin importancia para
algunos. Pero para el pibe y toda esa manada que desata su locura contenida, la
Supercopa es lo mejor que había pasado en años.
El pibe saltó
ilusionado cuando Navarro Montoya le atajó el penal a Artime.
El pibe se abrazó
con su papá cuando Giunta pasó a la inmortalidad al convertir su gol.
Y el pibe se
siente orgulloso al ver a Marangoni levantar esa hermosa y gigante copa.
Este trofeo con
el tiempo fue tomando mayor prestigio pero para el hincha de Boca siempre fue
importante y guarda ese recuerdo en un lugar especial del corazón.
El pibe después
compró “El Grafico” y pega el poster del equipo en la pieza.
El pibe tiene la
satisfacción y la tranquilidad de haber visto a Boca campeón y salir a la calle
a festejar la consagración.
Pasaron 25 años y
el recuerdo está intacto.
Ese pibe que hoy
es un adulto……soy yo.
FRANCISCO
MALDONADO
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